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En unos últimos años en los que los desastres aéreos han estado presentes en los medios de comunicación mucho más de lo que nos gustaría a los que solemos volar habitualmente, es normal que aquellos que le tenían cierta fobia a esos pájaros de metal ahora se sientan aún más nerviosos cada vez que les llaman a embarcar en el aeropuerto de turno.
Sin embargo, a pesar de estos últimos desastres, el avión sigue considerándose como el medio de transporte más seguro. Pero nos da igual. Lo que nos mantiene acongojados cuando nos abrochamos el cinturón es el hecho de saber que, si algo falla, no habrá Dios que te libre.
Hay algunas cosas que pueden ayudar a controlar ese miedo cuando volamos. Algunos de estos consejos serán más efectivos para unos que para otros, pero ahí os los dejo:
Infórmate bien sobre la ruta
Esa manía que tiene el ser humano de temer a lo desconocido. Informarte sobre las horas de vuelo, la climatología en salida y destino, la ruta que suele llevar el vuelo, etc. Estas cosas harán que te sientas un poco más tranquilo cuando el avión levante el morro y deje la pista.
Comprende que volar es seguro
Las estadísticas están para estos casos. El avión es el medio de transporte más seguro que existe. El miedo viene del hecho de saber que cualquier accidente es fatal y que no tenemos ningún control sobre el aparato. Pero eso debe darte igual porque los números están ahí.
Elige bien tu asiento
Dicen que la parte del avión donde menos se siente las turbulencias es cerca de las alas, bien centrado en la cabina. Por contra, la cola es la peor elección para los miedosos. Tampoco encontrarse encajonado suele beneficiar. Busca un asiento de pasillo o en salida de emergencia.
Concéntrate en alguna película
Ya sea de las que tienes en tu pantalla de entretenimiento a bordo o las que traes de casa, ver películas o series es una buena forma de distraerse y dejes de fijarte en las mínimas turbulencias que hacen vibrar al avión. ¿Quién no se ha visto una serie completa de Juego de Tronos en un vuelo intercontinental?. Lo único que recuerdas después de un vuelo así es que “Winter is coming…”.
Tómate un par de vinos
Aprovecha el servicio de bar a bordo. Pero cuidado, no se trata de emborracharse como si no hubiera un mañana. Esto podría ser contraproducente e incluso aumentar tu fobia. Sin embargo, un par de copas de vino te relajarán y quizá te ayude a conciliar el sueño hasta que llegues a tu destino.
Habla con tu compañero de asiento
Este consejo implica una colaboración que no siempre vamos a encontrar. Las cosas como son. Contarle tu vida al compañero o compañera de al lado te ayudará a distraerte y hará que el vuelo se pase rápido. Intenta sondearle y escucha también lo que ellos quieren contarte ya que, con el nerviosismo, tendemos a hablar en exceso sin dejar hacerlo a los demás.
Esta táctica puede ser doblemente beneficiosa: no pasas miedo y además puedes llevarte un nuevo amigo o amiga.
Escucha música relajada
Es totalmente cierto aquello de que la música amansa a las fieras. En este caso, la fiera es el miedo que llevas dentro. Cómprate unos buenos auriculares y escucha esa música que sabes que te puede relajar. Si no llegas a dormirte, al menos conseguirás aislarte de los otros ruidos que haya en cabina, alguno de los cuales pueden ponernos algo nerviosos.
Imagina que estás en un autobús
¿Por qué no?. Si cierras los ojos (o mejor, llévate un antifaz) bien puedes estar viajando en un autobús. Al fin y al cabo estás sentado en una cabina que no se diferencia mucho. Pues éso, imagínate que estás en ese trayecto que haces cada año entre Madrid y Albacete para ir a disfrutar la feria y sin problemas. Cuando lleguen las turbulencias no tienes más que pensar que acabáis de coger un bache en la carretera.
Piensa en las cosas buenas que te esperan en el destino
Playas paradisíacas, ciudades con atractivos arquitectónicos y culturales, fiesta sin control, selvas impenetrables, montañas nevadas o ríos listos para que los bajes en tu kayak. Sea lo que sea que te haya motivado a tomar ese vuelo lejos de casa para aprovechar tus vacaciones, ahora debe, más que nunca, venir en tu rescate.
Fuérzate a imaginarte realizando todas esas actividades, rememora las bellas fotografías que te inspiraron a elegir el destino. Recuerda que estás de vacaciones y lo vas a pasar de lujo. En este caso sí que es una gran verdad: “el fin justifica los medios”. Y, amigo, el medio no es otro que ese avión en el que vas montado.
Tómate una pastilla para dormir
Si todo lo demás no ha funcionado, siempre nos quedarán las drogas. Visita a tu médico de cabecera y coméntale sobre tu fobia. Dile que has intentado todos los trucos de esta infalible lista pero que ninguno te ha funcionado. No tendrá más remedio que rendirse a la lógica y te recetará algún medicamento que haga que seas como el gran M.A. Barracus del Equipo A.
Lo ideal será dormirte antes del despegue y despertar en destino, pero lo normal es que no sea así. No entres en pánico cuando te despiertes y te des cuenta de algo horrible: ¡estás en un avión!.
Y tú, ¿qué trucos tienes para superar esta fobia?.