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Decidió convertirse en un turista en su propia ciudad porque quería ver el Londres que siempre ignoraba, explorar sus paisajes y su historia peculiar. Entonces empezó a buscar hechos interesantes y pensaba cómo podía hacer fotografías originales de aquellos lugares.
Su primera idea fue convertir el Big Ben en un reloj de pulsera utilizando un recorte de papel. Mientras estaba allí, una niña con su padre se interesaron en qué estaba haciendo y les mostró las fotos en la pantalla de mi cámara. Ellos se entusiasmaron con la idea y me animaron a seguir trabajando. Luego hizo fotos de la Catedral de San Pablo, del Ojo de Londres y de la plaza de Trafalgar y las subió en su Instagram con las curiosidades que iba descubriendo de estos sitios.
Un día Lonely Planet contactó con el a través de Instagram porque les había gustado lo que hacía y le preguntaron si quería hacer fotos para ellos. ¡Por supuesto que contestó que sí! Esto lo llevó a Estocolmo, Ámsterdam, Copenhague y París. Se metió tanto en la tarea que en pocos días visitó todas las ciudades corriendo como loco con la cámara, un puñado de recortes de papel y la cabeza llena de información aleatoria para acompañar todas las fotos.
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