Este contacto me salvó de dormir en las calles de París

Mi vuelo se retrasó, llegue tarde a París, no había metro y mi blablacar me canceló. Todo apuntaba a dormir en las calles de París.

Viajeros, tiempo sin escribirles. Hoy quiero platicarles una anécdota que me sucedió viajando de Hungría a Francia, más precisó de Budapest a París, les cuento.

Estaba viviendo en Francia como parte de un intercambió que hice y con un grupo de amigos del colegio decidimos viajar a una ciudad que es de mis favoritas, Budapest. Este post no es para hablar de ese viaje que tiene mucha tela de dónde cortar, si no sobre el regreso y es que es bien importante que lean esto para que no queden en la misma situación que quede yo.

En muchas ocasiones había logrado una hazaña logística durante algunos viajes, que era conectar varias opciones de transporte para llegar a un punto. Por ejemplo, volaba a una ciudad y justo al aterrizar ya había reservado un Blabla car que me conectaría al poblado que planeaba visitar y no había tenido problema alguno; Sin embargo, en esta ocasión todo lo que pudo salir mal, salió mal.

Llegaba de regreso de Budapest a la ciudad de París, mi vuelo llegaba ya por la noche y yo justo había reservado un Blabla car que me llevaría a la ciudad dónde vivía en ese momento, Angers. Pero justo en el día del regreso la comunicación con la persona empezó a fallar, ya no respondía mis mensajes o hacia preguntas sospechosas.

Resultó que el Blabla car nunca apareció en el lugar acordado. Era ya muy tarde, de noche y en una de las ciudades más caras de Europa, El metro estaba ya cerrado. El panorama comenzaba a verse muy mal para mí. Caminé por un rato para ver si podía encontrar alguna otra opción o un hotel cercano pero no encontraba nada y el único que descubrí no tenía habitaciones. Fue entonces que me pregunté ¿A quién conocía en París que pudiera llamarle? Recordé un par de amigos pero muchos de ellos no tenía su número en mi celular, pero para mi buena suerte recordé el nombre de Leo, un francés que había conocido durante una expedición al Nevado de Colima, cuando a el y a otros franceses los encontramos perdidos en el camino, por suerte los encontramos y pudimos ayudarlos y desde ese día nos hicimos buenos amigos.

Lo último que sabía de Leo era que estaba trabajando en el Congo y que estaba viajando mucho, por lo que no tenía muchas esperanzas. Pero lo que sucedió continuación fue lo sorprendente. Con la batería de mi celular a punto de terminarse y una mochila pesada en la espalda llamé a Leo. No respondió la primera ocasión y volví a llamar. Leo respondió. Sentí un alivio y después de saludarlo le platiqué mi situación, me pidió que le indicará dónde estaba pero lo único que pude decirle fue el nombre de la estación de metro que había visto pasar unos metros atrás. Resultó que Leo se encontraba de visita con un primo suyo en París y que el departamento del primo estaba a pocas cuadras de donde yo me encontraba, ¿Cuáles son las probabilidades para que esto suceda? Fácilmente Leo hubiera podido estar en el Congo o en su piso en parís muy lejos de donde yo estaba, pero no, Leo estaba a un par de cuadras de mi ubicación. No lo podía creer, y así sin más Leo me indico hacia donde caminar y me recibió y hospedó en el piso de su primo, me había salvado de pasar la noche en las calles de París.

Y así pasé la noche, cenando, bebiendo vino y compartiendo la aventura de mi viaje con Leo y su primo que fue bastante agradable. Leo es un buen amigo que hasta la fecha seguimos platicando de vez en cuando. A la mañana siguiente pude tranquilamente recorrer un poco París y tomar un autobús de regreso a mi ciudad, sano y salvo.

Leo, si llegas a leer esto. ¡Muchas gracias! por aquella salvada, sabes qué hubiera hecho lo mismo por ti amigo.

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