¡Jumpers! Seguro has escuchado de la modalidad “Carpool”. Empresas como Uber lo han implementado recientemente. En 2011 me encontraba en mi primer viaje por Europa, en ese entonces todavía tenía que tomarle capturas de pantalla al google maps para verlo desde el ipod, así que todo el tema de carpooling era reciente y nuevo para mi, de eso se trata esta historia y de como termine viajando en limosina hasta Venecia.
Para entender cómo llegué aquí, es probable que debas leer un artículo anterior.
Me encontraba en Freiburg al sur de Alemania. Había terminado una actividad de voluntariado en un poblado cercano llamado Bernkastel-Kues y faltaba algo de tiempo para mi siguiente voluntariado que sería en Milán, por lo que conocer algo de Italia estaba en los planes, en este caso Venecia estaba en la mira.
Nursultan, originario de Kirguistán (Kyrgyz) y a quién había conocido en el campamento anterior en Bernlastel-Kues me trajo hasta Freiburg en mi afán de escapar del campamento. Aproveché que Nursultán debía revisar unos papeles de su auto al sur de Alemania y salimos por la noche del campamento para manejar varias horas hasta Freiburg. Es aquí donde las coincidencias o a lo que yo llamo la magia del viaje comenzaba a suceder.
Nursultan tenía bastante experiencia viajando por Europa. Si leyeron el artículo anterior recordarán que el campamento en Bernkastel-Kues estaba en una colina bastante alta. Yo pensaba que Nursultan había comprado el auto precisamente para evitarse el largo camino hacia el campamento, de hecho era un chiste entre el grupo. Pero mientras cruzábamos Alemania en coche, me platicó que en sus viajes por Europa el solía comprar un auto y al final de lo que viniera a hacer, el regresaba hasta Kirguistán manejando y vendía el coche al triple o más del precio original.
En fin, Nursultan me había acercado al sur de Alemania y me comentó que existían varios foros en los que la gente solicitaba carpool. Recuerdo haber navegado la web desde un cibercafe. Visitamos varios foros buscando y recuerdo la que nos sugirío Nursultan mitfahrgelegenheit, por suerte habí auna versión española llamada conduzco.es que posteriomente se convertiría en carpool.com y años después sería comprada por Blabla car.
Nursultan me mostró como funcionaba el sitio web y así me ayudo a encontrar el único transporte disponible al día siguiente. El anuncio decía “Salimos de Freiburg hasta Croacia” Naturalmente en la ruta pasaban por Venecia y pudimos reservar ese tramo, de hecho aún conservo el correo de confirmación en la que aún aparecían los nombres de los fundadores de la plataforma
Todo parecía muy bueno para ser verdad. Tendría un viaje hasta Venecia por la mitad de lo que me costaría un autobús o tren y además viajaría en una limosina. Comencé a dudar y a pensar que todo sería una estafa. En ese tiempo tenía un celular viejito y de esa forma me comencé a mensajear con el conductor. Acordamos un punto de partida y esperamos al día siguiente.
Acudí al punto de reunión pero mantuve mi distancia. Quería primero ver si realmente todo era real, si era una limosina, si no había algo raro o más personas esperando el momento perfecto para raptarme. Cuando vi una limosina llegar, llamé al conductor y en efecto, era el. Todo se veía normal así que procedí a la limosina y a comenzar el viaje.
Ahí conocí a al conductor, Moritz Hollmann y a un amigo suyo llamado Jakob Szermanski. Nos esperaba un largo viaje de aproximadamente 7 horas hasta Venecia así que nos acomodamos en la parte central de la limosina ya que al fondo estaba otro viajero que por cierto, no habló nada durante el viaje.
Así comenzó nuestra travesía en limosina cruzando Alemania y Suiza durante la noche. Aquí me pasaron un tip que desconozco si aún se utilice pero al llegar a una de las casetas automáticas, Moritz simplemente demoró en hacer el pago y en ese momento la pluma se abrió si pagar. Me dijo que era algo normal, en ocasiones el sistema prefiere hacer eso que ocasionar tráfico en la carretera, le dije que ojalá tuviéramos algún día ese sistema en México.
Hicimos una parada técnica en una gasolinera y aquí se bajo Jakob a estirar los pies y se acerco a mi diciendo que si quería una cerveza, le dije que sí y caminó a abrir el maletero. DE nuevo los pensamientos de un eminente secuestro estaban en mi cabeza, ya sea que era el momento en que me meterían al maletero o bien que la cerveza tenía algo para dormirme en el camino. Jakob abrió la cajuela y en ella había varias rejillas con cervezas alemanas en botellas de cristal, las repartió y subimos a la limo.
En el camino y ya disfrutando de una cerveza que no sabía a algo peligroso comenzamos a platicar. Resultaba que Moritz era una especie de piloto y chofer en la que cuando tenía que hacer un viaje por negocio aprovechaba y subía su viaje en estas plataformas y llenaba su limosina de viajeros. La empresa pagaba el viaje, pero él se llevaba una cuantiosa suma por hacer el recorrido y cobrarle a estos viajeros.
Ellos se dirigían a la costa croata al barco de uno de sus amigos ya que era verano. Eso justificaba el tener tantas cervezas en el maletero. Cuando tocó contar nuestra historia sucedió una coincidencia. Resulto que al parecer conocían a Nursultan, lo habían conocido también en un viaje compartido y supimos que era el ya que nos contaron la historia de la compra y venta de autos que hacía, pero no solo eso, también conocían a un par de personas de un circulo cercano en México. Pareciera que el mundo es inmenso, pero quizás no lo es.
Después de un largo viaje nocturno por las carreteras Alemanas, suizas e italianas amanecimos en nuestro destino a las afueras de Venecia ya en Italia. Amablemente Moritz y Jakob esperaron a que abrieran la puerta para confirmar que todo estaba bien, intercambiamos perfiles en Facebook y así nos despedimos. Nunca los volví a ver.